El desnudo de Sevilla
¡Esos parientes! La abuela, por ejemplo, nunca me dejaba ir a su casa con las manos vacías. Demonios, si no llevabas un pastel, ni siquiera te abría la puerta. Fue ese maldito pastel el que causó todo esto. Astuta mamá jugó sus cartas a la perfección, y el espectáculo comenzó. Navajas, engaños, trampas y, lo más importante, el inicio de algo grande... y repugnante. Sin embargo, lo natural no es sucio. Naturalia non sunt mommyfucking turpia